Último día en Chicago

Pues sí amigos, ya llegamos al último día. Obviamente no os he contado mis peripericas para encontrar unos calzones un poco más largos (hasta la rodilla) porque consisten en pasar frío e ir de un lado a otro. Lo mismo con el cacharrin para el ordenador. Una mierda. Esta entrada va a ser corta aunque con muchas fotos.

El último día completo en Chicago lo pasé solo. Pero como hacía buen día, es decir no nevaba y en principio no bajábamos de -5º, decidí que lo mejor sería subir al Skydek y ver Chicago como no lo había visto hasta ahora, despejado y con mucho Sol.

Las vistas con buena luz eran increíbles.





Hice de nuevo el idiota, el que tiraba la foto era un japonés que acompañaba a una chica que pisó el suelo de cristal con ayuda.



Y un selfie.



Y esta ya la habéis visto, pero no así.


La verdad es que hacía muy bueno y se podían sacar fotos así.




Detalle de la fachada de una estación de autobuses o algo así.



Mientras andaba por la ciudad me fijo en algunos parterres que están a pie de calle y veo que están llenos de algo parecido a cabezas de ajo o a cebollas pequeñas, estos americanos están locos, o lo mismo la planta de la cebolla o el ajo es muy ornamental, pienso yo en mi ignorancia, y como ya había visto que plantaban lechugas... en fin, sigo andando y veo a un grupo de jardineros hablando entre ellos. Como tenían pinta de latino americanos, pues me dirijo a ellos en español. ¿Por qué plantan cebollas? Porque en primavera echan flor y están muy bonitas. ¿Las cebollas? No son cebollas, son tulipanes!!. Zas en toda la bocachancla. Ya decía yo, no están tan locos.

Y con esto y un bizcocho, no hay nada más que contar de Chicago.

Ciao!!

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