Oaxaca: Ixtlán de Juárez

A los pocos días de estar en Oaxaca, me dice mi hermana Ruth que van a venir unos amigos que van a ir unos días a la Sierra Norte de Oaxaca. Ella no puede ir porque tiene que trabajar y que la puedo sustituir. Tras pensármelo un poco, me decido a ir, ya que recordaba los buenos momentos pasados hace ya nueve años en México DF.

El día 19 vienen a buscarme hasta la casa de Ruth un todoterreno inmenso, del que salen sonrientes Vicky y Miguel. Un rato más tarde y con una manta inmensa en la mochila "porque en la sierra hace mucho frío" me indicaba mi hermana, salimos hacia Ixtlán de Juárez. Tuve que hacerme un hueco en los asientos traseros porque Miguel y Vicky iban hasta arriba con un montón de cosas, entre ellas las deliciosas cervezas artesanales de Miguel.

Tuvimos mala suerte con el tráfico, tanto para salir de Oaxaca como en en el resto del camino, así que tardamos mucho, como el doble de lo planeado. Cuando llegamos a Ixtlán, nos espera el pueblo entero en fiestas, no íbamos por nada, claro está. Aún faltan por llegar un par de amigos más, que llegarán mañana. Vicky nos presenta a sus tíos que amablemente nos alojan en su casa. La señora Lulú, que es una grandiosa cocinera y su marido Raimundo, o Mundo, como le llama todo el... la gente, la amabilidad echa persona. Además está su hija, su marido y su hija de unos 8 años y su hijito que empezaba a andar (que me perdonen porque no me acuerdo de sus nombres). Cuando llegamos la hija de Lulú andaba con gripe y esa fue pasando por todos los miembros de la familia.

Poco tiempo después, y habiendo cenado "un poco", nos dirijimos a casa de Chucho, sobrino de Vicky, el cual le encarga a Miguel que lleve la "Calenda" por él. ¿Qué es una Calenda? Pues ni idea. Hasta que no ves una (o varias) no te lo imaginas.

Miguel con la Calenda, y Vicky de espaldas.



Básicamente un palo de madera largo, de unos dos metros y medio al que le colocan en lo alto una bola de colores o con alguna forma, o incluso con velas dentro.

Voy a intentar describir las fiestas de Ixtlán. Son unas fiestas religiosas, católicas y de hecho la Iglesia estaba así de decorada.




En el terreno de la iglesia parte la procesión de las calendas de los diferentes barrios de la ciudad, con las diferentes bandas de cada barrio, y una carroza representativa. Cada barrio, que todos tienen nombres de santos o santass,  hace una representación del Santo o Santa del que toman el nombre. Además hay varios concursos, de calendas, de carrozas, de disfraces y otros más, porque reparten un montón de premios. Antes de empezar la procesión hay una misa, y después se leen los diferentes pasajes de los Santos y Santas e iluminan la carroza que tiene la representación.

El ambiente es más o menos así.











Las fotos son de diferentes momentos de la proesión, que van separadas por barrios. Durante la procesión hay gente que porta unos bidones de unos tres litros, con unos vasitos de chupito en la mano y sólo tienes que llamarles para tomarte un mezcal o una cremita de mezcal. Todo a cuenta de los barrios y las fiestas. Así que podéis entender cómo se va calentando el asunto.








El caso es que cierto momento veo a Miguel, hablar con unos chavales, luego hay como un poco de tensión, los chavales se separan y veo como la Calenda baja y le arrea en la cabeza a uno de los chavales. La historia es más o menos así, los chavales van y le dicen a Miguel algo así que no sabe llevar la Calenda, que es un maricón y no sé qué más, porque la lleva amarrada a la cintura. Miguel, que se calienta fácilmente (o mecha corta como dicen por aquí), entra al trapo y les responde. No recuerdo quien les separa, el caso es que una vez separados, Miguel, como ya he dicho, le atiza con la calenda (que pesa ya os lo digo yo), y le suelta la ya mítica frase "Ven aquí putito". Con esta anécdota nos hemos reído mucho.

La procesión termina en un pabellón de deportes, allí bailan las calendas, los difrazados, y todo el que lleve algo, o vaya vestido de forma particular y obviamente esté concursando. Todos llevan números. Allí son evaluados y premiados por un jurado. No logramos ningún premio. Pero lo pasamos bien, aunque he de reconocer que estaba bien cansado.







Debajo de esos fuegos hay una persona bailando y dando vueltas.








Además de las calendas tienen otros "artilugios" todos hechos a mano, que tienen fuegos artificiales y que al final de la procesión queman y también son evaluados.


Al día siguiente y después de un desayuno magnífico de la Señora Lili y de su hija, que nos trataron como auténticos reyes, fuimos de nuevo a la Iglesia, para ver el concurso de bandas de música. El paisaje que tienen en Ixtlán es así.



La iglesia es así por la mañana.


Ahí estaban reponiendo los bidones.


Pusieron unas lonas para que los músicos no murieran por ua insolación. Las bandas como véis es de gente jóven.

Y por supuesto también había comida y bebida y juegos para los niños y no tan niños.

Las bandas eran numerosas, y tocaban bastante bien, para lo jóvenes que eran los integrantes.
El tema de que hubiera bandas no es baladí en Ixtlán y en toda la sierra, porque, como me comentaron, la música permite a mucha gente ganarse la vida y seguir en sus comunidades, y evitar así la emigración a Estados Unidos. Ya se estaba revirtiendo la tendencia, e Ixtlán estaba creciendo.

Estaban montando un castillo de fuegos artificiales en uno de los laterales de la Iglesia.



Dentro de la Iglesia estaba este retablo.
Y este otro.
Y también este.
 La guerra de bandas, tarda un poco en empezar, porque tienen que prepararse y una de ellas viene a participar después de varias horas de viaje.

Una vez que termina la guerra. Teníamos dos invitaciones a comer. Casas particulares montan sus carpas con mesas, sillas, y hacen una comida multitudinaria, a la que también se invita a una de las bandas. Las bandas comen primero y luego amenizan un poco.

Esta es la primera comida.
La segunda comida, también con banda, que estuvieron tocando por varias horas.
Ya empezaba a atardecer. 

Después de comer y hacer la sobremesa, pues volvemos a la iglesia porque hay unos bailes regionales. Esta gente no para.

He dicho ya que atardecía...








Así estaba iluminada la Iglesia.
Después del baile venían los toros embolados o algo así. Pero para gusto de los defensores de los animales, era una representación de unos toros empujados por personas, mientras hay fuego a su alrededor. No quiero pensar si alguna vez prende algo o alguien.









Como podéis apreciar, o estabas en primera fila, o sólo veías lo que se ve en las fotos.

Luego quemaron el castillo. Esto fue realmente curioso. No sólo se traaba de quemar el castillo... sino que era un "Espectáculo de luz y música" o algo así. El castillo estaba dividido en partes y por cada parte sonaba una canción o una versión. Yo no sé quien hizo la selección de las canciones pero errática es un adjetivo... "la hice fumado" una posible disculpa. El castillo no estaba mal, pero para ser mi primer castillo, me pareció que se dilataban demasiado entre una escena y otra. Estas escenas podían ser un portál de belén y después un pegaso.










Al final proyectaban algo en la pared de la iglesia sobre una cortina de luz y humo.

Esa noche ya estábamos todos, la pareja que faltaba Paul y Leti ya se habían unido al grupo. Yo no recuerdo que bebiéramos mucho, el caso es que en cierto momento de la cena, en la cocina de Lili, acordamos que al día siguiente nos levantaríamos pronto para subir a ver el monumento a Juppa yy Cuachirindoo, que no tengo fotos que se vea bien, pero el pueblo tiene un cortado a sus espaldas, que tendrá unos trescientos metros de alto. Arriba, Juppa y Cuachirindoo lucharon contra la invasión Azteza y ganaron. Con esta victoria frenaron el avance de los aztecas hacia el sur, si la memoria no me falla. El caso es que es una caminata como de una hora o algo así. No sé porqué quedamos a las siete de la mañana, pero a esa hora quedamos. Recuerdo además que Miguel y no sé quien más querían subir corriendo. Yo dije que subía, pero andando porque correr, como todo el mundo sabe es de cobardes.

¿Adivináis quiçen estaba a esa hora? Bien.



Si ampliais la foto, hay un hueco entre los árboles de la arista de la montañan. Allí iba.
Esa noche a Paul, Leti y a mi nos llevaron a una cabaña de otra tía de Vicky para que durmiéramos allí. El paraíso. Tal cual. El caso es que recuerdo que cuando sonó la alarma a las sies y media, yo me desperté, Paul se sentó en la cama, y me dijo muy serio y más dormido. "No vamos". Ok.

Me costó un poco encontrar la ruta exacta, por la que subir, pero una vez encontrada la senda ancha, no tiene pérdida. Allá que iba yo, sorprendido porque se trata realmene de un paseo, sin ninguna dificultad, se podría subir en bici sin mucho problema (para la gente que suela subir cerros, como profesionales o niños). Antes de subir me compré algo de comer y de beber porque no se movía un alama en el pueblo.

Las vistas son increíbles.



Vi un lagarto.

Esto no es un bosque... es una selva y como tal la llaman los lugareños.

Cuando estaba bajando, me encontré con Mundo, que estaba preocupado. El resto no. Por eso Mundo es una buena persona. Los otros, Miguel, Vicky, Paul y Letti son unos rajados.

El caso es que disfruté mucho mi desayuno (segundo) restregandoles, y con las risas de Lili y Mundo y el resto de la familia, que eran unos rajados. Y lo siguen siendo, que conste.

El resto del día, la pasamos en el Paraíso, que sólo abandonamos para bajar a comer. En serio, podíamos incluso no comer, con tal de estar más tiempo en el paraíso. Si váis por México, recordad este nombre Ixtlán de Juarez.

Recuerdo que había planes para ir a ver un rodeo, que allí lo llaman de otra forma. Y luego había un baile. Paul y Leti querían ir, porque al parecer son excelentes bailarines, y si ya sin bailar la complicidad que tienen es envidiable, no me quiero imaginar bailando, pero al final decidieron que mejor no.

Ixtlán tiene una enorme pared de roca y nosotros, Leti, Paul y yo, estábamos alojados en la segunda casa más arriba de todas. El caso es que la pared hace lo que sabe hacer, que es rebotar el sonido, y dentro de la casa (que era de madera) se oía todo el concierto que estában dando pero además en estéreo, por el efecto pared. Paul y Leti se estuvieron arrepintiendo toda la noche. He de decir que apenas se escuchaban las patadas de Leti por la noche.

Al día siguiente teníamos una gran actividad, hacer pan de muertos. La cara que puse cuando me dijeron que íbamos a hacer pan de muertes al parecer fue antológica. Pan de muertos, o dicho de otra forma el pan que se hace durante la semana de muertos. No es otra cosa, aunque yo ya me veía como en la mítica escena del Jovencito Frankenstein...


Obviamente no fuimos a ningún cementerio. Yo llegué un poco más tarde, porque el día anterior perdí mi cartera con mi chaqueta y estuve un rato anulando tarjetas.

El caso es que cuando llego me encuentro con una producción bastante seria de panes. Los hicimos de dos tipos... A ver, hicimos, teníamos a un profesional que hizo la masa (creo que le ayudaron en esto, y no fue fácil) encendió el horno  y digamos que nos dejó la parte divertida (o a la que llegué yo) que fue amasar las rosquillas y los panes de muertos.

Allí pasamos la mañana entera. Pero los panes quedaron bien buenos.

Paul y Leti haciendo rosquillas. Leti incluso creó una nueva forma de "cerrar" la rosquita. 

El horno tradicional.

Ahí están las rosquillas.

Rosquillas y pan de uertos. 

Leti y el maestro panadero (no me acuerdo de los nombres!!). Lo pasamos realmente bien, y el maestro también.

Miguel y Leti colocando los panes dentro del horno, una tarea nada fácil ya que tienes que manejar un palo de tres metros, mover las bandejas dentro evitando que se caigan los panes.

Al encender el horno, el Maestro se dio cuenta que no tiraba bien, toca subir y calentarse las manos. 
Maestro y Paul, sacando las primeras bandejas de rosquillas.
 Decir que todos quedamos muy orgullosos de nuestro trabajo. Fue divertido reconocer las rosquillas que cada uno habia hecho. Lo pasamos bien, las cervezas artesanales de Miguel ayudaron, ya que hacía calor y había que combatirlo.

Ese día se nos estaba haciendo tarde para comer, pero no había problema, porque íbamos a ir a la Loma Orgánica. En pocos sitios te puedes sentir tan en casa como en la Loma. Todos disfrutamos de la comida, y todo estaba para chuparse los dedos. Lo mejor la sobremesa. Como Miguel y Vicky son amigos, nos dejaron el bar a nuestro antojo.Supongo que no lo hacen comúnmente.  Lo disfrutamos con moderación. Además teníamos a Paul haciendo de barman, pero de barman de verdad, de esos que te sirven un ron cola con la combinación exacta. Un verdadero placer. Realmente magnífico.





Se nos hizo de noche, y regresamos al pueblo. Mañana subíamos a la montaña, así que disfrutamos la tarde en el Paraíso.

Al día siguiente la mañana tenía estos colores.


Subimos a la montaña en la camioneta de Mundo. Una pickup de las grandes, más un camión que otra cosa. Subíamos todos. Vicky, Miguel, Leti y Paul además iban con las bicis. Al principio cuando me lo propusieron pensé que íbamos a subir y luego bajar... no sabía que era sólo bajar. Bueno lo disfruté de todas formas.

Cuando llegamos arriba, subimos además a una torre de observación.



El peinado es natural y hacía viento.

Leti y Paul posando.

De izquierda a derecha, un poco de Paul, Miguel, Vicky y Mundo.


Paul en la cabeza.

Vicky y a su rueda Miguel.

Leti cerrando el grupo.

La Señora Lili, en uno de los lugares mágicos de la montaña.
Ya que los biciclistas iban por delante, les seguimos en el camión. Íbamos a cierta distancia. El descenso es precioso.




En cierto momento, Mundo paró el camión en un cruce. Al parecer los biciclistas se fueron por otro lado, por el que, no hay salida. Me explico. Ixtlán funciona como una Mancomunidad, y entre todos cuidan y protegen de su selva. Ixtlán es un municipio que no tiene mucha gente, pero que tiene una gran extensión de selva. Todos trabajan para la comunidad y así cuando alguien de la comunidad necesita algo la comunidad responde. El caso es que el acceso a la selva está controlado en el sentido de que hay vallas y que para acceder hay que pedir permiso y la gente local sólo informa. De esta forma se sabe quién está y así es más fácil ayudar e informarb en caso de que ocurra algo.

El caso es que bajamos del camión, y avanzamos un poco gritando para decirles que ese no era el camino. Al cabo de un rato regresamos. Mundo estaba preocupado porque tendrían que subir de nuevo con las bicis hasta el cruce y luego seguir bajando. Y esto podía tardar.

Regresamos a casa y me monté con Mundo en un coche, que era más rápido que el camión. Un Nissan Tsuru que están hechos para durar y que es un coche que si váis a México lo veréis por todas partes, y es muy popular entre los taxistas. Yo iba con un móvil para estar en contacto con la casa en caso de que regresaran. En la selva no hay mucha cobertura. Después de media hora, y en medio de la selva en uno de los pocos lugares con cobertura, recibí una llamada perdida, llamé a casa y me informaron que ya habían llegado sanos y salvos.

Regresamos a comer, yo me empezaba a no encontrar muy bien, y tenía que hacer frecuentes salidas al baño.

La cosa no iba a mejor la verdad. Por la noche tendríamos una cena de despedida en la casa en la que estábamos nosotros, con toda la familia y amigos de Vicky.